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lunes, 29 de abril de 2024 19:35h.

La música me hablaba del sentido de la vida

Amor y música en Salzburgo (Leer más...)

Me llamo Sol, sí, pero no como el sol de nuestro sistema solar, sino como la nota de música. 

Clave de sol
Clave de sol

Quiero explicaros un poquito algo sobre mi nombre.

Antes de la adopción del solfeo, se utilizaba la notación alfabética conforme a la cual las notas eran designadas por letras. En ese sistema la nota sol corresponde a la letra «G». (Todavía se mantiene esta denominación en diversos idiomas). Posteriormente el nombre de esta nota fue «sol», que deriva del inicio del quinto verso del himno religioso Ut queant laxis, usado por Guido d´Arezzo para nombrar todas las notas musicales: sol = Solve polluti, que es así como mis padres decidieron llamarme. Y una vez dado este dato mío, seguro que pensáis que en mi familia somos músicos, pues tenéis razón. Mi padre era director de orquesta, y mi madre una soprano muy reconocida, y también afamada, pero yo… yo lo intento. Me encanta la música, pero soy incapaz de tocar el violín como quería mi padre. Por ese motivo, y tratando de mejorar, fiel a una promesa que le hice antes de su muerte, decidí visitar y conocer la cuna de uno de los más famosos músicos de toda la historia: Wolfgang Amadeus Mozart, y por eso estoy en Salzburgo, Austria.

Mozart

Ignoraba que era la cuarta ciudad más poblada de Austria, y que su nombre proviene de las barcas que transportaban sal en el siglo VIII. ¿Quién no ha soñado con los Arias de Karajan?

Karajan

Los paisajes que envuelven a esta ciudad austriaca son un regalo de la naturaleza. Un lugar idílico entre montañas, lagos y arquitectura de cuento que en su día nos enamoraron cuando vimos a Julie Andrews cantar por el cercano monte de Untersberg en Sonrisas y Lágrimas. Viajando a la ciudad, podemos recorrer los lugares icónicos de la historia de amor de la familia Trapp, como los jardines de Mirabell, donde la institutriz y el capitán se dieron su primer beso; o la catedral de Mondsee, donde se casaron. ¿Quién no ha llorado con película romántica?

Julie Andrews

Pues todo esto lo encontráis en Salzburgo.

¿A qué huele Salzburgo? ¿Queréis saberlo? ¡Acompañadme! La ciudad tiene muchos rincones secretos, rincones bonitos y poco conocidos que son verdaderos tesoros. Si caminamos desde Residenplatz cruzando Mozarplatz nos encontraremos con un pequeño callejón llamado Pfeiffergasse. Los nombres son un poco difíciles, pero los mapas ayudan mucho. Desde allí podremos ver una plaza a media manzana de distancia. Esa plaza se llama Papagenoplatz. ¿La recordáis? Si sabéis algo de la música de Mozart seguro habréis oído nombrar a Papageno, el cazador de pájaros de la ópera La Flauta Mágica. Bueno, pues en esta plaza hay una estatua en su honor. Y allí fue donde escuché la música de un violín. ¡Adoro el violín! ¿Y sabéis por qué? Porque las partituras de música para violín usan casi siempre la clave de sol, llamada antiguamente «clave de violín».

Ese sonido me atraía poderosamente. Desde donde estaba situada, vi un edificio típico de la ciudad, con una ventana abierta. La última de la derecha, y desde esa ventana salía el sonido más hermoso y dulce de cuantos había escuchado nunca.

Edificio

No la conocía, pero me subyugaba. Me hacía evocar el frescor de las montañas. La hierba recién cortada. El aroma intenso y picante del Goulash que había probado el día anterior en Schachlwirt. Y me quedé allí sintiendo lo que cada nota de ese violín me decía junto al oído.

Quería conocer al intérprete de tan sublime melodía. Y como quería seguir escuchando, me senté en un portal al mismo tiempo que cerraba los ojos. La música me hablaba de paz, de amor, de futuro y esperanza. Hablaba del sentido de la vida. De la fe en las personas, y, con cada nota, más sentía que renacía. Cuando terminó, aplaudí inconsciente pero completamente entusiasmada. ¡Bravo! ¡Bravo! Y tras unos segundos, una cabeza asomó curiosa.

Lo vi, y supe, en ese preciso instante, que sería el gran amor de mi vida.

 

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Arlette Geneve

http://arlettegeneve.es