La mayoría de los historiadores afirman que el tenis se originó en Francia, allá por el siglo XII. Se trataba de un juego en el que golpeaban una pelota con la mano, al modo de la actual pelota vasca. Fue, más tarde, en el siglo XVI cuando se empezó a utilizar algo parecido a una raqueta y el juego comenzó a llamarse tennis. Poco a poco fue cambiando la forma de jugar, también el lugar, pues dejó de jugarse en interior para hacerlo al aire libre, hasta que por fin apareció la raqueta como tal.

Con estos cambios establecidos, nace en 1877 en Londres el campeonato de Wimbledon, el más antiguo de los vigentes. Pocos años más tarde los franceses inauguraron una competición que bautizaron como “Abierto de Francia” Pero no fue hasta 1925, después de cambiar las normas de participación que pasó a llamarse “Torneo internacional de Francia Roland Garros”. 

Esto es una breve reseña de los inicios del tenis y del famoso Torneo del que los franceses están tan orgullosos, así como de su trofeo “La copa de los Mosqueteros” Llamada así en honor a cuatro tenistas, René Lacoste, Henri Cochet, Jean Borotra y Jacque Brugnon que fueron capaces de derrotar en la Copa Davis, allá por 1927, a los invencibles americanos, por eso en la categoría masculina de Roland Garros, el gran trofeo es “La Copa de Los cuatro Mosqueteros”.

Y para los franceses que todo lo suyo es lo mejor, lleva tiempo fastidiándoles un poco que el de Manacor, Rafa Nadal. Un chico sencillo y con cara de buena gente, les arrebate la preciada copa un año y otro, y otro más… sobre todo desde que sobrepasó al francés Max Décugis que se la llevó ocho veces.

Sería por esto que la señora Roselyne Bachelet, ex ministra de sanidad y deportes, cargó contra Nadal acusándolo en 2012 de haberse dopado. Por supuesto, nuestro chico demandó a Bachelet, y les demostró estar por encima no sólo en el tenis, cuando decidió que la indemnización que le correspondiera por daños y perjuicios fuera donada a una ONG francesa.

Con este acto se pasó por el forro el chauvinismo francés. Demostrando, que además de ser un gran deportista, es también una persona de gran calidad humana, que supo aprovechar la mala fe de aquella acusación, dándole la vuelta en su favor y dejando en evidencia a su autora. 

Como corresponde a un deportista de su altura, continuó su imparable carrera con más ahínco aún, llegando así a este 2017, que en una tarde soleada como lo fue la de este pasado domingo, 11 de junio, jugó uno de los mejores partidos de su vida.

Ha sido, además, un partido en el que el resultado lo dice todo, aun para los que no lo hayan visto; en dos horas y cinco minutos el marcador estaba claro 6-2, 6-3, 6-1. Una aplastante victoria.

Nadal estuvo a su altura, que no es otra que la de los grandes. Su juego fue arrollador intenso, imparable, implacable, invencible…

 La Philippe Chartrier, pista central en la que se juega la gran final, se rindió ante el campeón español que por décima vez se llevaba la Copa de los Mosqueteros, y con ella un poco de ese chauvinismo que caracteriza a los franceses, que no han tenido más remedio que aplaudir y reconocer al ganador.

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Mencía Yano

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