2020 (Leer más)
Llega el dolor vestido de negro en la segunda década del milenio. La sorpresa conmueve a la humanidad y se cierne la oscuridad sobre los habitantes del planeta.
Llega el dolor vestido de negro en la segunda década del milenio. La sorpresa conmueve a la humanidad y se cierne la oscuridad sobre los habitantes del planeta.
La globalización no debería sacar pecho en internet, sino en el bienestar social.
Acabo de leer en Internet que el youtuber más cotizado del mundo gana 6 millones de dólares al mes.
A veces, las redes sociales nos hacen olvidar que estamos vivos. Sumidos en un optimismo desaforado, —alimentado por el pulgar alzado, que alberga tósigo entre sus finos vasos sanguíneos—, navegamos sin rumbo ni reloj para saciar nuestra curiosidad social; o más bien, para aniquilar el tiempo.
Las expectativas, las ideas preconcebidas que tenemos acerca de cualquier cosa: ir al cine, una cena, objetivos, mujeres... Nuestra mente funciona con expectativas, automáticamente. En mi opinión, se crean sin nuestro consentimiento; es decir, si somos conscientes y queremos evitar formarlas, aparecen igualmente.
La perseverancia es el motor del ser humano. Cuando tenemos determinación y ansiamos un objetivo, por inalcanzable que parezca, siempre está ella para acercarnos un poco, vertiendo esperanza sobre nuestros pensamientos.
Una aplicación para teléfono móvil; acariciar en dirección este la pantalla una vez, o dos, las que tú quieras. Deslizar a la derecha nunca ha sido tan rentable. Con tu dedo índice puedes elegir a uno o infinidad de sujetos —probablemente la segunda opción, pues aumenta tus probabilidades de éxito—. Tinder se ha hecho con el mercado dentro de las aplicaciones para ligar o encontrar pareja.
La humanidad ha evolucionado en los últimos años; mejor dicho, la tecnología ha progresado facilitando nuestro día a día. ¿O nos crea complicaciones?