A veces estos mismos individuos se convierten en blanco de críticas de otras personas quienes los consideran demasiado ambiciosos o que nunca se conforman con nada. Pero siendo sinceros, ¿qué es lo que la gente no critica? Parece ser que la capacidad de encontrar las cosas malas en lo bueno es una “cualidad” bastante extendida entre la raza humana.

Con respecto a este tema, el afamado autor y hombre de negocios Robert Kiyosaki tiene una frase muy poderosa: “Todos quieren ir al cielo, pero nadie quiere morir” la cual se vuelve más verdadera cuando escuchamos a las personas quejándose por sus problemas, pero quedándose de brazos cruzados cuando se trata de solucionarlos. Si le preguntas a cualquiera en la calle, si le gustaría ser millonario, lo más probable es que la gran mayoría de personas conteste que sí como primer impulso.

El asunto es que para ser millonarios se necesita hacer cosas que no todo el mundo está dispuesto a realizar y también se requiere de una palabra que tiene diferentes connotaciones dependiendo del contexto y de cómo se diga: ambición. Algunos la ven como algo indispensable, mientras otros señalan a quienes la tienen y no se cortan en demostrarlo.

Según el diccionario de la Real Academia Española “la ambición es el deseo ardiente de conseguir algo, especialmente poder, riquezas, dignidades o fama”. Aunque, no solamente se trata de estos aspectos. Hay personas que tienen la ambición de lograr un cuerpo perfecto y por esto se esfuerzan en el gimnasio, solo por mencionar un ejemplo.

Es interesante esta definición porque no solamente se trata de un deseo, sino que es un deseo ardiente, es decir, que quema al que lo tiene, lo mueve a ir a la acción para conseguir eso que tiene como meta.

La ambición tiene dos caras y debemos asegurarnos de que nos mantengamos del lado positivo de ella porque:

• La ambición es necesaria para no quedarnos estancados.
• La ambición nos estimula a ser más creativos para poder lograr aquello que deseamos.
• La ambición nos hace accionar.
• Sin ambición corremos el riesgo de quedarnos estancados.
• La ambición y la zona de confort son incompatibles porque cuando se prende esta llama, nos obliga a salir de ella.
• Mos motiva a seguir adelante, incluso más allá de lo que nos creíamos capaces en primer momento.
• Una persona ambiciosa se reta a sí misma y toma riesgos.
• La ambición nos ayuda a desarrollar nuestro potencial.

Entonces ¿Cómo es que una cualidad que tiene tantos beneficios positivos para la superación y el desarrollo humano puede verse como algo negativo?

Todo en exceso es malo -incluso el agua porque nos ahoga- eso es lo primero que hay que recalcar. Cuando se tiene exceso de ambición vamos a empezar a sufrir las consecuencias. Por otro lado, es importante decir que este artículo está escrito para que las personas se autoevalúen, por lo que mi recomendación es que trates de hacerlo a medida que lees, en vez de pensar en otros o señalar a aquellos que se te vengan a la mente porque quizá los identifiques con estas líneas.

Ten presente que es mucho más fácil ver las fallas en los demás que en nosotros mismos, así que enfócate principalmente en conocer en qué cara de la ambición te encuentras tú en vez de juzgar a cualquier otra persona, porque estarías arruinando tu propia experiencia al dejarte de lado para pensar en alguien más.

Como mencionamos anteriormente, la ambición en sí no es el problema. Lo es cuando está ausente o cuando hay exceso de la misma. Si muchas personas han estado criticando esto que tú consideras una cualidad en ti, puede que ya sea momento de evaluar si se te fue la mano y en vez de unas gotas, colocaste un chorro de ambición en la receta de tu éxito:

1.- No te importa la gente a quien te llevas por delante para conseguir lo que deseas: crees que hacerle daño a los demás es parte de los sacrificios que debes hacer y te justificas detrás de la ambición cuando lo haces.

2.- Buscas el perfeccionismo: esto no te permite sentirte satisfecho con lo que logras, sino que siempre tienes alguna queja al respecto. No está mal querer seguir mejorando, pero también es necesario que celebres tus logros.

Las personas que apuntan hacia la perfección en vez de la excelencia suelen sufrir problemas de estrés, insatisfacción personal y más, esto es definitivamente una señal de alerta.

3.- No eres agradecido con lo que tienes: cuando tienes demasiada ambición nada es suficiente, por lo que no te sientes agradecido con lo que logras, ni te paras para alegrarte por lo que has alcanzado-

Al contrario, te sientes frustrado, vacío y tratas de llenar esa sensación con más y más deseos. Se puede ser agradecido, humilde y a la vez ambicioso, a eso es que debemos apuntar.

4.- Tu meta es lo único en tu lista de prioridades: la vida no se compone de un solo aspecto y si en tu lista de prioridades solo tienes un ítem y has dejado de lado todos los demás, quiere decir que no estás teniendo equilibrio en tu vida y, según Gananci, el equilibrio es una de las claves para tener éxito.

5.- Has dejado de lado tus valores: si para alcanzar lo que deseas has ido dejando tus valores (respeto por los demás, compasión, honestidad, dignidad, amor, entre otros), es otra de las señales que indican que estás llevando tu ambición a niveles dañinos tanto para ti mismo como para los que se encuentran a tu alrededor.

Si has descuidado tu salud, tus amigos, tu familia y otras cosas por ir detrás de tu ambición, puede que la alcances, pero ¿Qué pasará después? ¿Cómo recuperarás todo lo perdido?

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Edith Gómez

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